Quién me iba a decir a mí que iba a encontrarme con más de 40 cañeros dentro de un establecimiento cervecero. Si, de acuerdo; la cerveza está llena de sorpresas. Pero permíteme la sorpresa. El local es una pasada: las paredes han sido decoradas con chapas de la cerveza que han tenido, el techo remarca su pasión por la birra, expresándolo en todos los idiomas conocidos, sus dos neveras disponen de cerveza de los cuatro puntos cardinales… Buf, me quedo corto en describirte la belleza del lugar.
Ante tan amplio margen de elección me decanté por una saison (si; soy un cervecero de costumbres) pinchada en uno de sus cañeros. El birrote ha sido elaborado por Bazyliszek, natural de esas tierras. La cerveza en cuestión tiene un aspecto dorado intenso y su espuma (o más bien crema) es de un color blanco nieve. He de señalar también que persevera hasta el final de la ingesta. Lo maravilloso y sorprendente de birra en cuestión es su profundo aroma y sabor a pera fresca; pareciera que la hubieran recogido hace unos minutos. También he notado el característico asidroso, aunque en esta ocasión tirando más aún al ácido. No obstante, para nada eclipsaba a la fruta comentada. Este cervezón solo tiene 5.7% de alcohol y es muy suave en boca, independientemente de los matices. Su regusto es muy refrescante y el retrogusto (si, tiene) es seco.
He gozado como un chiquillo ante esta maravilla. Claramente recomiendo el lugar para disfrutar de la cultura cervecera polaca en toda su dimensión. Aquí me quedo, pues tengo curro para rato… el próximo lunes, más cerveceo por Varsovia.
Un saludo, muchas gracias por leer el post y ¡te espero en el siguiente cerveceo!
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